viernes, 19 de junio de 2009

Psicología General I tema 4 1pp

 


INTRODUCCIÓN
La sensación es considerada el más elemental y básico de los procesos psicológicos, puesto que es el procedimiento habitual de entrada por el que los organismos detectan e identifican la estimulación interna y externa del medio, y les capacita para adaptarse y poder sobrevivir en su ambiente natural.

LA SENSACIÓN
El proceso psicológico de sensación en los organismos está compuesto por un amplio conjunto de sensaciones, que constituyen el suministro fundamental de los conocimientos que tenemos tanto del mundo exterior como de nuestro propio cuerpo. Podemos decir que las sensaciones son los canales por los que nos informamos sobre los fenómenos del mundo exterior.
Desde el punto de vista neurofisiológico, se denomina sensación a la excitación transmitida por las vías nerviosas, en forma de mensaje, hasta los centros que rigen la conducta global de un organismo y que registran las experiencias de manera que aseguren la adaptación de esta conducta.
Para el hombre, las sensaciones son el punto de unión con el mundo exterior, puesto que a través de ellas puede recibir innumerables señales que reflejan las propiedades y los atributos de los estímulos y de la situación de nuestro propio organismo. Por lo que son tanto la fuente esencial del conocimiento como la condición principal para que se produzca el desarrollo psíquico de la persona.
Podemos decir que las sensaciones son experiencias surgidas de la estimulación de los órganos receptores o sensoriales, que son los instrumentos adecuados para captar esa estimulación.

La cualidad sensorial
La cualidad sensorial es el fenómeno que ocurre cuando la acción física de un estímulo, que incide sobre un órgano sensorial, se transforma en una impresión sensorial subjetivamente vivida o sensación, dando lugar a las distintas sensaciones que proporcionan los sentidos.
Decimos que la cualidad sensorial es un fenómeno subjetivo, porque las cualidades físicas que sentimos de los estímulos no se encuentran en los estímulos mismos, sino en la mente de los individuos que los detectan. Esto se puede demostrar con el experimento clásico de los tres recipientes de John Locke, éste colocó tres recipientes juntos, en uno había agua fría, en otro agua caliente y en el tercero, agua templada; introdujo una mano en el recipiente con agua fría y la otra en el recipiente con agua caliente; a los pocos minutos, cuando cada mano se había acostumbrado a las diferentes temperaturas, las sacó a la vez y las introdujo en el recipiente de agua templada y lo que ocurrió fue que en una mano sentía frío y en la otra calor. Con este experimento Locke demostró que las cualidades aparentes de los objetos no se encuentran en los objetos mismos sino en la mente de los individuos que lo sienten. Este experimento nos indica la diferencia entre la visión objetiva de la realidad y la visión subjetiva.
La cualidad sensorial es un fenómeno psíquico, y es el resultado de su interacción con la actividad cerebral, existiendo sólo en el acto subjetivo, que supone la existencia de una relativa correspondencia entre la misma sensación y la realidad del estímulo.
Según el asociacionismo, la cualidad sensorial es un reflejo fiel de las propiedades reales de los estímulos. Esta postura defiende que los sentidos son meros transductores (transformadores) de las sensaciones, es decir, que los órganos sensoriales se limitan a ofrecer al cerebro impresiones sensoriales aisladas, que son las propias sensaciones, y que él se encargará posteriormente de integrarlas en conjuntos perceptuales que representarán los objetos y los estímulos (una manzana es roja, porque realmente el color de esa manzana hace que la sintamos roja).
Hoy en día, se piensa que esta postura es errónea. Los sentidos no sólo transforman un mosaico de sensaciones inconexas, que luego el cerebro ha de ordenar, sino que captan y registran estructuras estimulares complejas que constituyen el genuino material del que se nutre posteriormente el proceso de percepción.
La posición tradicional señala que cada modalidad sensorial está servida por un receptor específico, unas fibras aferentes que lo conectan con el sistema nervioso central, y una sinapsis que lo proyectan puntualmente sobre una zona específica de la corteza. Müller plantea la ley de la energía específica de los nervios sensoriales: “la cualidad de cada sensación depende de la clase de receptor y del tipo de fibra nerviosa que se excita y no de la clase de energía física que inicia la excitación”.
La neurofisiología contemporánea niega esta posición, poniendo en duda que cada modalidad sensorial tenga su propia terminación especializada, ya que una misma fibra sensorial puede recibir impulsos de hasta tres mil terminaciones distintas, a la vez que una sola neurona central recibe estimulaciones procedentes de muchas fibras sensoriales. Los experimentos de Hubel y Wiesel, sobre el funcionamiento cerebral demostraron que las neuronas de una misma columna cortical respondían puntualmente a clases de estímulos muy diferentes.
Con el descubrimiento neurofisiológico de las áreas de proyección cortical se afirma que, con independencia de la clase de energía que inicie una estimulación sensorial, el área de proyección cortical en que se descarga la correspondiente aferencia es el factor que determina la cualidad sensorial que el sujeto percibe. Además, las áreas de proyección corticales actúan como condiciones biológicas de la sensibilidad, en el sentido de que la misma energía estimular origina sensaciones de modalidades distintas de acuerdo con el área de incidencia de la estimulación.

Los órganos de los sentidos
Las relaciones entre los organismos y el medio se rigen principalmente por dos funciones: la función receptora y la función efectora.
En los seres vivos más inferiores (organismos unicelulares) ambas funciones ocurren en la misma célula.
En las especies más superiores, para cubrir esas dos funciones, existen hasta tres sistemas especializados distintos:
• Los órganos receptores: los sentidos. Son activados por los estímulos que producen una excitación, caracterizada por una modificación local reversible del receptor.
• Los órganos efectores: están en el origen de las reacciones, consisten siempre en la liberación de sustancias químicas, y en algunos casos pueden llegar a ocasionar una contracción muscular.
• Los órganos de transmisión: a través de las vías nerviosas, sirven de canal de comunicación entre los órganos receptores y los órganos efectores. En los organismos superiores existe un centro integrador, el cerebro, que puede llegar a distinguir entre la transmisión aferente (o centrípeta) de la excitación en la cual la transmisión se hace desde el órgano receptor al cerebro, y la transmisión eferente (o centrífuga) que va desde el cerebro al órgano efector.
Cada órgano receptor se halla especializado en captar sólo ciertos influjos estimulares y quedar insensible a la acción de los demás; en concreto, los órganos de los sentidos sólo son capaces los estímulos que se emiten a unas determinadas longitud de onda y unas frecuencias determinadas.
Las sensaciones tienen un marcado carácter activo y una misión seleccionadora.

Clasificación de las sensaciones
Tradicionalmente se ha aceptado la clasificación de las sensaciones a través de los cinco sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto; pero esta clasificación, aunque es correcta, resulta insuficiente.
Posteriormente se ha intentado realizar una clasificación más adecuada de las sensaciones, agrupándolas en tres categorías fundamentales:
• Las sensaciones exteroceptivas: los cinco sentidos. Agrupan las señales procedentes del mundo exterior, son la base de nuestro comportamiento consciente. Estas sensaciones suelen subdividirse en dos subgrupos, dependiendo de su relación con el medio:
- Las sensaciones exteroceptivas por contacto: el gusto y el tacto. Requieren la aplicación directa del correspondiente órgano receptor a la superficie del cuerpo que las genera.
- Las sensaciones exteroceptivas a distancia: el olfato, el oído y la vista. Actúan sobre los órganos de los sentidos a través del espacio.
• Las sensaciones interoceptivas: agrupan las señales que nos llegan del medio interno de organismo y nos aseguran la regulación de las necesidades más elementales. Estas sensaciones se encargan principalmente de la sensibilidad visceral difusa, transmiten al cerebro la estimulación procedente de las terminaciones sensoriales radicadas en las vísceras (el estómago, el intestino, etc.). Son las sensaciones elementales que figuran entre las más difusas y menos conscientes, muy vinculadas con los cambios de estado de ánimo y con las reacciones emocionales (la sensación de hambre o la de sed).
• Las sensaciones propioceptivas: agrupan las señales que informan sobre la situación del cuerpo en el espacio y la postura en el espacio del aparato motriz-sustentador. Los receptores periféricos de estas sensaciones se hallan situados en los músculos, articulaciones y oído interno; tienen formas de singulares corpúsculos nerviosos. Las excitaciones en dichos corpúsculos reflejan los cambios que se operan durante la distensión muscular e informan al sujeto de su tono muscular, de sus movimientos corporales y del equilibrio. A este grupo pertenece la sensación de equilibrio.
También se pueden clasificar las sensaciones en función de la clase de estimulación que registran o translucen:
• Dermorreceptoras: situadas en los receptores de la piel, recogen, además de las sensaciones de presión, las sensaciones de frío y calor, y las sensaciones de placer y dolor.
• Mecanorreceptores: situadas en terminaciones nerviosas tan diversas como la piel, el pelo, las uñas, etc.… Registran las estimulaciones mecánicas y las transforman en sensaciones de presión, equilibrio, movimiento, frío, calor, sonido, dolor y placer.
• Quimiorreceptores: se encuentran principalmente en la nariz y en la lengua, detectan sustancias volátiles o solubles en el aire, en el agua o en los alimentos.
• Fotorreceptoras: están constituidas por células sensibles de la retina, captan la energía radiante de la luz, que son esenciales para la visión.
• Electrorreceptoras: están situadas en diversas partes del cuerpo, son sensibles a los campos eléctricos; por ejemplo, algunos tiburones (tiburón gato) se sirven de estas sensaciones para cazar sus presas durante la noche.
Otra forma de clasificar las sensaciones es según el nivel de evolución que tienen:
• Sensaciones protopáticas: son las más primitivas. No tienen un carácter objetivo diferenciado, por lo que no reflejan con suficiente nitidez los objetos reales del mundo exterior. Son inseparables de los estados emocionales y tienen una naturaleza espontánea que no permite dividirlas en categorías precisas. Las sensaciones interoceptivas son un claro ejemplo de este tipo de sensaciones.
• Sensaciones epicríticas: aparecieron en etapas más tardías de la evolución. Tienen un carácter objetivo muy diferenciado. Están separadas de los estados emocionales y tienen una estructura distinta que refleja las cosas objetivas del mundo exterior. Un claro ejemplo son las sensaciones visuales.


La interacción de las sensaciones
Los distintos órganos de los sentidos no siempre funcionan aisladamente, sino que la mayoría de las veces interactúan entre sí de dos maneras distintas:
• Algunas sensaciones pueden influirse entre sí de forma que el funcionamiento de un órgano receptor puede estimular o deprimir la actuación de otro. Por ejemplo, el sonido de un silbido, que es una excitación sonora, puede agudizar el funcionamiento de la sensación visual, elevando la sensibilidad de ésta ante los estímulos luminosos.
• La Sinestesia: fenómeno en el que la cualidad de sensación de un tipo se transfiere a la modalidad de otra sensación. Por ejemplo, sentir voces como coloreadas o sentir que ciertos olores producen diferentes matices de brillo.

Sensación y Percepción
Son dos procesos completamente distintos pero relacionados entre sí, la Sensación es el proceso de detección de un estímulo en el medio, que constituye la recogida de información necesaria para que a partir de esa información actúe la percepción. 
La percepción tiene una función posterior a la captación de información suministrada por los órganos receptores, cuya función es interpretar la información que en forma de sensaciones le llegan a través de las distintas modalidades sensoriales.
El proceso sensorial sólo implica la detección y discriminación de la estimulación a través de los órganos de los sentidos, mientras que el proceso perceptual requiere ya una cierta interpretación, por parte del organismo, de la información procesada procedente de la estimulación. Por ejemplo, cuando sentimos frío, percibimos que tenemos frío porque somos conscientes de que estamos temblando.

LA PSICOFÍSICA
El objetivo de la psicofísica es el estudio de las relaciones entre los estímulos físicos y las sensaciones psicológicas que éstos suscitan. Para conseguir este objetivo se debe medir, por un lado, los estímulos físicos y, por otro, las sensaciones psicológicas correspondientes.
Un hecho físico está constituido por objetos con una serie de propiedades o atributos. 
Un hecho psicológico está constituido por las sensaciones de brillo, pesadez o salinidad que aquellos atributos físicos producen.
El principio básico del que parten todos los trabajos psicofísicos es que es preciso distinguir claramente entre los estímulos físicos, que activan los receptores sensoriales, y las experiencias psicológicas o sensaciones que estos estímulos producen. Al estudio de los estímulos físicos se ha dedicado la física y al estudio de las experiencias psicológicas, la psicología. Se puede considerar a la psicofísica como la disciplina puente entre estas dos ciencias, ya que ha intentado determinar la relación entre la estimulación (hecho físico) y la sensación (hecho psicológico).

El origen de la psicofísica
En el siglo XVIII, un grupo de filósofos empiristas ingleses (Berkeley, Hume y Hartley) defendían el principio de que al nacer, la mente es una tabla rasa y que todo el conocimiento se adquiere a través de los sentidos.
En el siglo XIX, los empiristas tenían una firme creencia en el método científico, pensaban que el modo de convertir a la psicología en una verdadera ciencia era cuantificando su objeto de estudio, traduciendo a números aquello de lo que la psicología trataba, con el fin de separarla de la filosofía. 
Wundt siguiendo a los empiristas ingleses luchó para conseguir que la psicología se convirtiera en una verdadera ciencia experimental. Para ello se consideró a las sensaciones como los verdaderos pilares en la construcción de la mente. Según él, si se podía medir las sensaciones, se podría medir cualquier fenómeno de percepción, simplemente analizando estos componentes elementales y mensurables de la experiencia.
Las primeras investigaciones psicofísicas se hicieron dentro de la teoría estructuralista, cuyo postulado central era que las sensaciones son como ladrillos o átomos mentales con los que se construye la percepción. Desde el punto de vista estructuralista, la percepción era un proceso de orden superior, puesto que suponía la integración de esas sensaciones elementales.
En el siglo XIX, investigadores como Weber, Fechner, Helmholtz, Galton, etc..., todos ellos estructuralistas, plantearon como objetivo fundamental el descubrimiento de las leyes que gobiernan la relación funcional entre estímulos simples y las sensaciones elementales correspondientes, y desarrollaron diferentes procedimientos para medir las sensaciones. Estos investigadores pensaban que la percepción de lo complejo sería equivalente a la suma de las sensaciones elementales.

La psicofísica clásica
La psicofísica fue fundada en el siglo XIX por Gustav Theodor Fechner, creó unos métodos para medir la sensibilidad humana, desarrolló una completa teoría basada en el concepto de umbral sensorial y formuló una de las primeras leyes psicofísicas, definió la psicofísica como “la ciencia exacta de las relaciones funcionales o de dependencia entre el cuerpo y la mente”.
La psicofísica clásica estableció que así como la estimulación de un estímulo físico varía sobre un continuo que va desde las intensidades más pequeñas a las más grandes, la experiencia sensorial también debería variar en un continuo psicológico dependiendo de la magnitud de la sensación; la psicofísica clásica estudió la relación estímulo-sensación, donde se daba una correspondencia perfecta entre el valor de la sensación y el juicio con el que el sujeto expresaba el valor de dicha sensación.
Un experimento psicofísico clásico consiste en que el experimentador presente un determinado estímulo al sujeto experimental con el fin de conseguir que le produzca una determinada sensación y, posteriormente, obtener de él información sobre esa sensación.
La misión del psicofísico es inferir, a partir de esa respuesta, la magnitud de la sensación producida por el atributo físico manipulado por el experimentador. Para ello debe distinguir claramente las tres variables que se dan en cualquier experimento psicofísico: 
• Las variables del estímulo: se pueden registrar y medir sin dificultad ya que son observables.
• Las variables de respuesta: se pueden registrar y medir sin dificultad ya que son observables.
• Las variables de sensación: son subjetivas, no se pueden registrar, ni medir directamente ya que resultan inobservables para el experimentador.

Los umbrales sensoriales
El umbral es el límite que separa lo que podemos y no podemos sentir. Nuestros órganos de los sentidos no poseen una sensibilidad infinita, existe un punto determinado que separa las energías físicas adecuadas para excitar los órganos sensoriales de aquellas otras que no lo son, este punto se denomina umbral sensorial.
• Umbral Terminal: intensidades altas de los estímulos que no producen ya sensación sino dolor.
• Umbral Absoluto: intensidades bajas de los estímulos que no producen ningún valor sensorial.
Se considera al umbral sensorial como un cambio en la actividad mental (de sensación a no sensación).
Fechner con la teoría clásica del umbral, también conocida como la teoría de los dos estados, asume que toda la actividad mental puede clasificarse en dos categorías: si el estímulo que llega a los receptores sensoriales es de una intensidad mayor que el umbral, producirá sensación; mientras que si es menor, no la producirá.
Según la psicofísica clásica, para activar un órgano sensorial es necesario alcanzar un nivel mínimo en la intensidad de la estimulación, ya que por debajo de él no se suscita sensación subjetiva alguna; ese nivel del estímulo es el umbral.
Fechner, entendió el umbral como el punto en el que un estímulo desaparece o una diferencia entre estímulos que comienza a sentirse.
El concepto de umbral no es un valor fijo: los estímulos mayores que el umbral se detectan siempre y los estímulos menores que él no se detectan nunca.
Guilford realizó una definición operativa del concepto de umbral: “la pequeña cantidad de estímulo que es percibido un 50% de las veces”.
Existen dos tipos de umbrales:
• El Umbral Absoluto (UA) es el nivel mínimo que tiene que alcanzar la intensidad de un estímulo para que sea captado por el correspondiente sistema sensorial. Se puede definir como: “la cantidad mínima de energía de un estímulo que una persona puede sentir”.
• El Umbral Diferencial (UD), también es conocido como diferencia justamente perceptible (djp), es la magnitud física mínima requerida para que la diferencia entre dos estímulos resulte perceptible; es decir, se trata de medir la más pequeña diferencia que pueda detectarse entre dos estímulos. Puede definirse como: “el incremento mínimo en la energía de un estímulo necesario para que éste produzca un cambio de sensación”.
Se distinguen dos umbrales diferenciales:
- El umbral alto (Ua) es el mínimo incremento perceptible.
- El umbral bajo (Ub) es mínimo decremento perceptible.
Las frecuencias de ambos son diferentes, entonces, el umbral diferencial se define como el valor medio entre ellos.
El Umbral absoluto y el Umbral Diferencial se relacionan con la sensibilidad y la agudeza, respectivamente; de tal modo que:
• El Umbral absoluto es inversamente proporcional a la sensibilidad; así, cuanto mayor es el umbral absoluto más baja es su sensibilidad.
• El Umbral Diferencial es inversamente proporcional a la agudeza; por tanto, cuanto mayor es el umbral diferencial menor es su agudeza.

MÉTODOS PSICOFÍSICOS
Métodos psicofísicos indirectos (clásicos o fechnerianos) (Fechner):
• El método de los límites: Se llama así porque el cálculo de los umbrales se basa en la determinación de los límites de la sensación.
En primer lugar se deben seleccionar dos intensidades extremas del continuo estimular: una intensidad alta con la que tengamos la certeza de que resulte siempre detectado, y una intensidad mínima que haga que nunca se detecte. Después se determinarán varias intensidades intermedias y escalonadas del continuo estimular, que deben oscilar entre los valores extremos antes seleccionados, y se establecerán series compuestas por esos estímulos.
El procedimiento consiste en presentar, alternativamente, series de ensayos con estímulos escalonados de intensidad ascendentes (series A), es decir, que van desde la intensidad mínima a la intensidad alta, con series de ensayos con estímulos escalonados de intensidad descendentes (series D), es decir, que van desde la intensidad alta a la intensidad mínima.
En las series ascendentes el experimentador debe comenzar presentando estímulos indetectables, por debajo del umbral, aumentando paulatinamente hasta llegar al límite, que es el valor de la intensidad del estímulo cuando comienza a ser sentido; es decir, hasta que el sujeto da la respuesta “Sí” (si siente el estímulo). Por el contrario, en las series descendentes el experimentador comienza presentando estímulos perfectamente detectables, presumiblemente por encima del umbral, disminuyendo paulatinamente hasta llegar al límite, que es el valor de la intensidad del estímulo cuando deja de sentirse; es decir, hasta que el sujeto da la respuesta “No” (no siente el estímulo).
Para calcular el Umbral Absoluto (UA), es preciso determinar los llamados Puntos de transacción (T) en todas las series de estímulos que presentemos. En las series A, el punto de transacción será el valor medio entre las intensidades del primer estímulo que el sujeto afirma sentir y el último no sentido. En las series D, el punto de transición será el valor medio entre las intensidades del último estímulo que el sujeto afirma sentir y el primero no sentido.
Por lo tanto, el Umbral Absoluto será la media aritmética de todos los valores de puntos de transición obtenidos en las diferentes series:

  ∑ T ∑ T = sumatorio de todos los puntos de transición
UA = ----------- n = número de series realizadas
  n

  ∑ TA ∑ TA = sumatorio de todos los puntos de transición
UAA = ----------- en las series A
  nA nA = número de series A realizadas

  ∑ TD ∑ TD = sumatorio de todos los puntos de transición
UAD = ----------- en las series D
  nD nD = número de series D realizadas
(ver ejemplo pág. 157 del libro) 
Para calcular el Umbral Diferencial (UD) presentamos al sujeto dos tipos de estímulos:
- El estímulo estándar (ES): es un estímulo previamente establecido (se suele coger el estímulo con la intensidad intermedia dentro de la escala del continuo estimular) y fijo que se presenta en todos los ensayos y en todas las series.
- El estímulo variable (EV): es establecido en cada ensayo, entre una sucesión escalonada de estímulos del continuo estimular (desde el menos al más intenso).
El procedimiento consiste en presentar, en cada ensayo y con orden aleatorio, unas veces primero el estímulo estándar y otras el estímulo variable, alternando las series A con series D. La tarea del sujeto será comparar el estímulo constante (ES) con el estímulo variable y juzgar si éste es mayor, menor o igual que el estímulo estándar.
Cuando en las series A, la respuesta del sujeto indica que el estímulo variable es mayor que el estímulo estándar, se interrumpe los ensayos de esa serie y se señalan los valores de la intensidad del último par de estímulos presentados, para calcular el punto de transición, también llamado en este caso, Umbral alto de esa serie. Cuando en las series D, la respuesta del sujeto haya considerado que el estímulo variable es menor que el estímulo estándar, se interrumpirá los ensayos de esa serie y también se anotarán los valores entre el último par de estímulos presentados, para calcular el punto de transición o umbral bajo de esa serie.
Una vez presentadas todas las series, se calcularán los umbrales alto y bajo de cada serie, así como el umbral alto medio y el umbral bajo medio.

  Ua – Ub Ua = media aritmética de todos los valores del Ua
UD = --------------  
  2 Ub = media aritmética de todos los valores del Ub

Otro procedimiento para determinar el umbral diferencial es mediante el Umbral de Incertidumbre (UI):

  UI = Ua – Ub Ua = Umbral alto
  Ub = Umbral bajo


  ∑ UI ∑UI = sumatorio de todos los valores del UI en todas
  UI = ----------- las series
  n n = número de series


UI = Ua – Ub

Para conocer el umbral diferencial:

  UI Ua – Ub
UD = -------- → UD = ---------------
  2 2


El Punto de Igualdad Subjetivo (PIS) será el valor estimular que el sujeto estima como igual al estímulo estándar, es decir, el valor del PIS y el valor del ES tienen que ser muy coincidentes. 

  Ua + Ub
PIS = ---------------
  2

El PIS medio será la media aritmética de todos los valores de PIS hallados en las distintas series.
Si comparamos el valor del PIS medio con el estímulo estándar, nos indica si está subestimado o sobreestimado; para ello se utiliza el parámetro del Error Constante (EC), que se define como la diferencia entre el PIS medio y el ES:


  EC = PIS – ES

Si el EC tiene un valor positivo, significa que el sujeto ha sobreestimado al ES; si el EC tiene un valor negativo, quiere decir que ha subestimado al ES. Lo normal y deseable es que el valor del error constante esté próximo a cero.
(Ver ejemplo pág. 160 del libro)
• El método de estímulos constantes: se llama así porque las intensidades de los estímulos utilizados se hallan prefijadas de antemano por el experimentador y se mantienen constantes durante toda la prueba. 
Se presentan los estímulos varias veces y en un orden aleatorio.
El umbral es el nivel de estimulación que se detecta el 50% de las veces que se presenta el estímulo.
Para la determinación del Umbral Absoluto se buscan dos intensidades extremas del continuo estimular, y se establece un número de estímulos variables, con intensidades intermedias y escalonadas entre los dos valores extremos preestablecidos. Se presenta al sujeto varias veces cada estímulo de forma totalmente aleatoria.
Sólo se tienen en cuenta las respuestas del sujeto que indican que “Sí” ha sentido el estímulo presentado en cada ensayo. A continuación se halla la frecuencia (fr) de cada una de las intensidades estimulares que han sido detectadas. Se determina el Umbral Absoluto con la frecuencia que ha sido sentida el 50% de las veces que se ha presentado.
(ver ejemplo pág. 161 del libro)
Para la determinación del Umbral Diferencial se comparan varias veces todos los estímulos variables con el estímulo estándar.
Se registra en cada ensayo, si la intensidad del estímulo variable es considerada “menor” (ME), “igual” (=) o “Mayor” (MA) con relación al estímulo estándar.
Se considera como Ua, el valor del estímulo que ha sido sentido como MA el 50% de las veces; y como Ub, el valor del estímulo que ha sido sentido como ME el 50% de los ensayos.
(ver ejemplo pág. 162 del libro)
• El método del error promedio: se llama también método del ajuste porque el experimentador va ajustando las intensidades presentadas al sujeto; es decir, las va aumentando o disminuyendo, dependiendo de sus respuestas.
El número de estímulos que se presenta no está previamente determinado.
Para calcular el Umbral absoluto se presenta al sujeto en cada serie un estímulo al azar, que puede ser sentido o no por el sujeto experimental. En los ensayos en que es sentido, el experimentador actúa presentando sucesivamente estímulos con menor intensidad con el fin de conseguir que el sujeto deje de sentirlos; en el momento en que esto se consigue, se interrumpe la serie y se establece la intensidad del último estímulo sentido para determinar el punto de transición. En los ensayos en los que no es sentido inicialmente el estímulo, el experimentador procederá a la inversa, aumentando la intensidad de los estímulos hasta que alguno sea sentido. Todos los parámetros precisos se calculan de igual forma que con el método de los límites, por lo que el umbral absoluto será la media aritmética de las intensidades de los dos puntos de transición (T) en cada serie.
(ver ejemplo pág. 163 del libro)
Para determinar el Umbral Diferencial, se establece un orden aleatorio de presentación del estímulo variable que se compara con el estímulo estándar. Por las respuestas que dé el sujeto, el experimentador irá aumentando o disminuyendo la intensidad de los estímulos variables hasta conseguir determinar el umbral alto y bajo de cada serie.
(ver ejemplo pág. 164)

Métodos psicofísicos directos (Stevens) (psicofísica moderna)
La psicofísica moderna considera que los sujetos pueden realizar estimaciones directas de la magnitud de la sensación que les produce un estímulo, o de la razón entre las sensaciones producidas por dos estímulos.
Para la psicofísica moderna, el juicio del sujeto no viene determinado sólo por el valor de la sensación, sino por la decisión del sujeto; la psicofísica moderna estudia la relación sensación-juicio del sujeto.
Para Stevens, medir es asignar números a los objetos, para conseguir que las relaciones existentes entre los números sean un reflejo de las relaciones empíricas observadas entre objetos. La psicofísica moderna no va a medir exactamente un objeto concreto, sino estimaciones directas de algunas propiedades derivadas de ese objeto, como puede ser su longitud, su volumen o su peso.
Stevens diferenció distintos tipos de escalas de medida: 
• Ordinal: la asignación de números a objetos se hace de modo que el orden de estos números se corresponda con la magnitud de alguna propiedad de esos objetos. El método psicofísico derivado de esta escala es:
- El método de rangos: consiste en que el sujeto tiene que ordenar, de mayor a menor, o viceversa, un número de estímulo u objetos de acuerdo con una dimensión o propiedad.
• De intervalo: la asignación de números debe reflejar las diferencias entre las cantidades de una propiedad del estímulo y la proporcionalidad entre los intervalos. Entre los métodos que se basan en esta escala se encuentra:
- El método de las categorías: consiste en clasificar los estímulos presentados en unas categorías previamente establecidas de la misma amplitud psicológica.
• De razón: la asignación de números debe reflejar la razón o proporción entre las sensaciones producidas por dos estímulos. Entre los métodos que utilizan esta escala se encuentran:
- El método de estimación de razones: consiste en emparejar razones numéricas con razones estimulares. Se presentan un par de estímulos y la tarea del sujeto es estimar la razón aparente existente entre los dos estímulos.
- El método de producción de razones: consiste en que al sujeto se le presenta una razón o proporción numérica y se le pide que produzca un estímulo que esté en esa misma proporción respecto a otro estímulo estándar que es de intensidad fija.
• De magnitud: la asignación de números debe reflejar la magnitud o intensidad entre las sensaciones producidas por dos estímulos. Entre los métodos que utilizan esta escala están:
- El método de estimación de magnitudes: consiste en asignar números proporcionales o equivalentes que reflejen las intensidades de las sensaciones que evoquen diferentes estímulos.
- El método de producción de magnitudes: consiste en que el sujeto modifica una variable física del estímulo sobre la base de los números que da el experimentador.

LEYES PSICOFÍSICAS
El objetivo fundamental de la psicofísica es estudiar las relaciones entre las magnitudes de las sensaciones y las magnitudes de los estímulos que producen esas sensaciones; a estas relaciones se las denominan funciones o leyes psicofísicas.
Una ley psicofísica es una relación funcional entre un parámetro del estímulo físico y su correspondiente correlato psicológico de sensación. Normalmente, esta relación funcional se expresa matemáticamente mediante una ecuación, la variable independiente (atributo físico), que se sitúa a la derecha de la ecuación, con la variable dependiente (sensación), que se sitúa a la izquierda de la ecuación.

Ley de Weber
El fisiólogo alemán Ernest Heinrich Weber estudió la relación entre los cambios de magnitud de los estímulos y las sensaciones, llegando a la conclusión de que detectamos cambios relativos, y no absolutos, en la intensidad de los estímulos. Observó que cuanto mayor es la intensidad física de un estímulo mayor tiene que ser su incremento para que la variación resulte detectable.
Weber estableció la siguiente regla: “el incremento de la intensidad del estímulo necesario para la detección (ΔE), se produce en función directa del tamaño de estímulo (E). Así, cuanto más intenso sea el estímulo, mayor será el incremento requerido”.
A esta regla se la denomina fracción de Weber:

  ΔE
  ---------
  E

La ley de Weber establece: “todo estímulo requiere ser aumentado en una proporción constante de su magnitud para que se perciba un cambio de sensación”.

  ΔE
  K = ----------
  E

Donde K es igual a una constante (llamada constante de Weber) que es distinta para cada modalidad sensorial.
La Ley de Weber generalizada viene a indicar que el umbral diferencial es proporcional a la cuantía en que la intensidad del estímulo rebasa el umbral absoluto (E0):
  ΔE = K (E – E0)

Ley de Fechner
Fechner se propuso encontrar la función matemática que relaciona las magnitudes físicas con las magnitudes sensoriales, y llegó a la conclusión de que esta función es una función logarítmica. Su estrategia fue medir las sensaciones indirectamente, a través de los umbrales, puesto que al medirlos, estamos midiendo la sensibilidad, que es su inverso. Para ello se planteó, como primer paso, utilizar el umbral diferencial o la diferencia justamente perceptible (djp) como unidad o patrón de medida, con el fin de medir la magnitud subjetiva de una sensación.
Como segundo paso, Fechner supuso que la ley de Weber era cierta, es decir, que:
  ΔE
  K = ----------
  E
Donde, ΔE indica el tamaño del incremento de la magnitud del estímulo (E) necesario para hacer que el incremento resulte mínimamente perceptible.
El tercer paso fue asumir que todos los umbrales diferenciales (djp) son subjetivamente iguales; esto significa que siempre que el estímulo se incrementa en un umbral diferencial o ΔE, la sensación lo hace en la misma cantidad, independientemente del valor absoluto del ΔE.
Teniendo en cuenta estos tres pasos, señaló que el incremento de la sensación (ΔS) podría calcularse del siguiente modo:

  ΔE
  ΔS = K --------
  E

Donde, ΔS indica la cantidad de cambio en la magnitud psicológica de la sensación que resulta cuando la magnitud física del estímulo cambia en ΔE, y K es la constante de proporcionalidad que depende de las unidades concretas de medición que se adopten.
A partir de aquí, Fechner desarrolló matemáticamente esta ecuación, obteniendo:

 S = K loge E + C S = magnitud subjetiva de una sensación
  K = constante de proporcionalidad
  loge = logaritmo neperiano correspondiente
  E = magnitud del estímulo
  C = constante de integración
La ley de Fechner afirma que: “la magnitud subjetiva de una sensación se mide por el logaritmo de la magnitud física de su estímulo”; es decir, la intensidad de la sensación es proporcional al logaritmo de la intensidad del estímulo.
La ley de Fechner equivale a afirmar que si la intensidad del estímulo se incrementa en proporción geométrica, la de la sensación sólo aumenta en proporción aritmética. Esto quiere decir que si la intensidad de la sensación aumenta en una escala aditiva, la intensidad del estímulo lo hace en una escala multiplicativa.
Críticas a la ley de Fechner:
• Al igual que la ley de Weber, la ley de Fechner sólo se cumple para valores intermedios.
• Se ha comprobado posteriormente que no es cierto que todas las djp sean iguales, sino que son proporcionales a la magnitud del estímulo, por lo cual fue un error considerar las djp como patrón de medida.


Ley de Stevens (psicofísica directa o moderna)
Stevens no estaba de acuerdo con las teorías de Fechner, él opinaba que las personas no sólo pueden decir si una sensación les parece mayor, menor o igual que otra, como defendía Fechner, sino que también pueden hacer estimaciones directas de las magnitudes de estas sensaciones y de las razones entre estas magnitudes.
Stevens también cuestionó las interpretaciones que hizo Fechner sobre la ley de Weber, ya que para él de la constante de Weber no se debería deducir que las djp fueran iguales con independencia de la magnitud del estímulo, sino todo lo contrario, las djp deberían ser proporcionales a la magnitud del estímulo; lo que quiere decir, que al no considerar la igualdad de las djp, éstas no podían ser consideradas como patrón de medida de la sensación.
Stevens elaboró la ley general de la psicofísica:
  S = magnitud de la sensación
  S = C Ek C = constante que depende de las unidades 
  De medida
  K = variable que depende de la modalidad
  Sensorial utilizada
  E = intensidad del estímulo

La ley general de la psicofísica o ley de Stevens establece que “la magnitud de sensación depende de la intensidad del estímulo y de la modalidad del atributo psicológico de que se trate”.
El exponente K define el factor de proporcionalidad que relaciona el estímulo con la sensación. Este factor está representado por la proporción entre el crecimiento del estímulo y el crecimiento de la sensación. Según esto:
• Cuando K = 1, la sensación crece de la misma manera que la magnitud del estímulo. La función se convierte en una línea recta diagonal, lo que significa que la sensación es directamente proporcional a la magnitud de la estimulación; por lo que se cumple la ley de Weber.
• Cuando K > 1, la función es una línea curva cóncava hacia arriba, lo que indica que el nivel de sensación crece más rápidamente que el del estímulo; en este caso, se invertiría la ley de Fechner.
• Cuando K < 1, la función es una curva cóncava hacia abajo; esto quiere decir que la sensación crece más lentamente que la estimulación; la curva se parece más a una función logarítmica y por lo tanto, estaría de acuerdo con la ley de Fechner.
La discrepancia más importante entre la ley de Stevens y la ley de Fechner se encuentra en el concepto de sensación; para Fechner, la sensación es la experiencia consciente y privada que acompaña a la estimulación; sin embargo, para Stevens, la sensación es un constructo que deberá medirse a través de la respuesta y, en consecuencia, el valor que hay que atribuir a una sensación es el que indique el observador, porque la sensación es una variable del organismo que no puede medirse directamente por ningún procedimiento.

La psicofísica a partir de la segunda mitad del siglo XX
Según Blanco, la situación de la psicofísica en la segunda mitad del siglo XX fue bastante complicada, porque coexistían distintos enfoques con distintos planteamientos teóricos y con diferentes metodologías.
Por un lado, estaban todavía vigentes las teorías conductistas, que defendían que las sensaciones no pueden medirse y, por tanto, no pueden ser objeto de estudio científico. Según estas teorías, lo que hacen los juicios psicofísicos es juzgar el estímulo propiamente y no la sensación que este estímulo produce.
Por otro lado, había surgido la llamada psicofísica de objetos de Lockhead, que propone que cualquier estímulo, por muy simple que sea, es multidimensional y, por tanto, debe ser considerado siempre en todas sus dimensiones y no sólo en una como lo hacía la psicofísica tradicional.
También estaba la teoría informacional de Norwich que defiende una línea tradicional, ya que relaciona un atributo sensorial con un atributo físico, buscando una ley psicofísica general que pueda explicar la mayoría de los fenómenos.
También estaba la teoría de la integración de la información de Anderson que ofrece un marco teórico nuevo y a la vez integrador de las posiciones anteriores, plantea leyes que supuestamente relacionan entre si las sensaciones debidas a diferentes atributos de un mismo estímulo.




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